miércoles, 24 de octubre de 2007

La Historia de mi Bolso




Hoy voy a contaros una historia personal, que me pasó el pasado sábado. Como quizás sabéis si vais leyendo mis crónicas, el sábado empezaba mi taller de Poder Interior en Barcelona. Era un día muy repleto porque por la tarde, había también un seminario de Grafología para el Bienestar y esta vez me habían pedido de colaborar de una forma un tanto especial.

El día empezó bastante bien. Aunque me había ido a dormir tarde (ya sabéis también que me va mucho el overbooking de eventos), me levanté sin problemas a las seis, me duché, me vestí y me bajé andando hasta la estación para coger el tren de las ocho en punto. Llegué a Via Laietana, encontré a todo mi grupo puntualmente a las nueve menos cinco y empezamos el taller. Karuna es un sitio muy acogedor y además estábamos sol@s con toda la comodidad del mundo. La primera parte de la mañana genial y ya se empezaron a notar los primeros signos de crecimiento interior. Hacia las once, bajamos a desayunar y es ahí cuando empiezan mis problemas.

Estábamos en un bar de la calle Comtal desayunando, cuando un señor se cayó estruendosamente de su silla. Evidentemente tod@s nosotr@s nos paramos a mirar, por si se había hecho daño. Fue sólo un instante, pero en ese momento me robaron el bolso. Normalmente lo llevo siempre cruzado, pero esta vez lo tenia en el suelo y si hago reflexión, soy siempre muy confiada, nunca me paro a vigilar nada en exceso. En el bolso a parte de dinero y el móvil llevaba algunas cosas para mi especiales, lo de más valor quizás una biografía bastante rara, autografiada que era un regalo para otra persona muy especial y el mail de un chico de León que había conocido la semana pasada y a quien todavía no había tenido tiempo de escribir. Lo que más rabia me da es que mi intuición me aviso tres veces. Dos en Karuna; no se porqué tuve el presentimiento de dejarme allí el libro, luego de coger sólo 5€ y las llaves... pero mi mente lo racionalizó diciéndome que donde iba a llevarlo si no tenia bolsillos, y además tenia que mirar si había llamadas en el móvil... Luego en el bar, tuve otro presentimiento de donde debía sentarme, o no debía sentarme... todavía no sé leer mis intuiciones y no lo entendí. Y antes de comprobar físicamente que mi bolso no estaba, ya lo sabía. Quizás algún día si me entreno bastante, podré cazar mis intuiciones al vuelo y no tan tarde cómo ahora.

Mi grupo se portó genial conmigo y desde aquí les doy las gracias a tod@s: Jordi, Zenaida, Núria e Isa se vinieron conmigo a mirar papeleras y a la comisaría, y tuvieron mucha visión para hacerme bloquear la tarjeta y el móvil enseguida. Llamé también a una de las propietarias del centro, para que mis participantes pudieran recoger sus cosas y también he de agradecer mucho su colaboración, ya que vino super rápido y no se puso para nada nerviosa, aunque yo le había perdido las llaves y era la primera vez que trabajaba allí y a penas me conoce. Nos tomamos el resto de la mañana como un experimento. Yo estaba bastante tranquila en general, supongo que soy del tipo de persona que saldría andando y por la puerta en un incendio... pero estaba fastidiada por haber dejado al grupo a media sesión y por haber perdido las llaves de Karuna y mi libro firmado... Ya sabemos que no podemos elegir lo que nos pasa, pero sí como reaccionamos y me lo intenté tomar bien. Saqué mi mejor sonrisa para toda la mañana y me dejé ayudar, ya que no podía hacer ninguna otra cosa... no quería para nada que esta chorrada me destrozara el resto del día y en mi mente me retumbaba una frase que había leído la noche anterior: “Me gustaría no tener nada, para poder elegir a donde ir”... Pues bien, ahora, ya no tenía nada y me podía sentir más libre aunque fuera tan sólo por un día!!

Subvencionada por mi grupo, me compré otro bolso y me fui a comer... es rara la sensación de tener un crédito limitado y tener que vigilar para poder pagar todos los gastos y/o algún imprevisto... hacía mucho tiempo que no tenía esa sensación; es dura y eso que yo sólo la viví una tarde y tenía más que dinero suficiente! El taller de Grafología fue genial también esta edición y como había bastantes amig@s mi@s pues ya pude cambiar un poco de tema y olvidarme del lío del bolso... Llegué a Mataró, cansadísima tipo las once de la noche, con muchas cosas para reflexionar pero sin perder la fe. Me había emocionado un detalle, que es que mi amiga Gemma, me había regalado la agenda de Louise Hay para el 2008, justo esa tarde, sin saber que yo había perdido la mía, ni tener ni idea de que me habían robado el bolso, simplemente porque ver esa agenda le había hecho pensar en mi... Pues bien, no hará falta que os diga que para mi este acto tiene el significado de “el Universo me cuida y me protege en todo momento y me manda este tipo de cosas para que me de cuenta que es así”. Gemma me dijo que quizás encontraria el bolso; Raquel, a quien también habían robado el suyo hace muy poco y a quién ahora puedo entender mucho mejor, también me dijo que quizás lo encontraría ya que ella encontró el suyo. Yo sé que siempre encuentro lo que es mío, me pasó ya con unos libros y una pulsera de plata... pero también sé que a veces la prueba es el desapego material a todas esas cosas... Por lo tanto esta vez, decidí darlo ya todo por entregado al Universo y dedicarme a descansar. De hecho el mensaje, de la experiencia estaba empezando a estar claro.

Pasó el domingo por la mañana, con cierta tranquilidad. Llamé al seguro, pero no cubre nada porqué no había habido violencia. Bueno, si esa es la norma mejor así que tener que acabar apuñalada, y almenos me ahorraba el papeleo que no me apetecía para nada. Seguí mi domingo con buena comida gentileza de mi madre y lo de siempre... un rato de no hacer nada para celebrar que es domingo. A las cuatro o así, mire mi email y me encontré un mensaje de un bar, donde habían encontrado un bolso con documentación mía. Sólo tenía el nombre del bar y poca cosa más... busqué el teléfono por internet; pero como era domingo estaba cerrado. Aquí si me puse ansiosa, qué habría dentro de mi bolso? Está claro que alguna cosa había quedado, pero bien podría ser que hubieran sólo algunas de mis tarjetas de propaganda, que es de donde habían sacado mi email para poderme localizar.

Otra vez, tuve que entregarle todo al Universo y agradecerle la experiencia. Hubiera, lo que hubiera, ya era más que nada. Pasé mi ansiedad como pude y el lunes por la mañana volví a llamar. Esta vez si estaba abierto y me confirmaron que si había las llaves de mi casa (si no hubieran estado no me hubiera ido hasta que hubiésemos cambiado la cerradura). Cogí el primer autobús y me fui para Barcelona. Recuperé mi bolso y para mi sorpresa, estaba todo dentro menos obviamente el dinero, el móvil y las tarjetas de transporte de Barcelona (tuvieron la cortesía de dejarme la del Mataró bus). Estaba todo lo otro, mis gafas, mi libro, las llaves de mi casa y de Karuna, mis mails y mis anotaciones, mis bolis, mi agenda...Me quedé a desayunar en el bar para celebrarlo y por cierto os invito a que os toméis un café a mi salud si alguna vez pasáis por este bar. Se llama Bon Bar y está en la Calle Fontanella número 13 (Os fijáis en el nombre y en el número? Lo mío ya es obsesión sincrónica, pero nada es por casualidad).

Después me cogí otro autobús y me volví para Mataró. Estaba ojeando mi libro (¡me hacía tanta ilusión volverlo a tener!) y un poco más y me quedo atónita cuando en la página 96 donde ahí un apartado que se titula “Transición” aparece la tarjeta SIM de mi móvil. Aun suerte que estaba sentada! Pues la cosa ya no era tan grave y una sensación de bienestar me invadió de nuevo; habré perdido algunos teléfonos que no gravé en el SIM por ir deprisa, pero por lo menos conservo la gran mayoría y será mucho más fácil reunir el resto.

El lunes con mi querido marido intentamos encontrar un nuevo móvil para mi, pero en ninguna tienda iba el programa Vodafone de puntos. Así que probamos nuevamente ayer por la tarde y esta vez, si pude encontrar un nuevo móvil, que es la versión mejorada del otro. Durante estos días si alguien me ha llamado os habréis encontrado que mi móvil tenia las llamadas restringidas. Como era de contrato, no pude hacer más que bloquearlo. Os hubiera avisado, pero me tomé un tiempo de centramiento y reflexión que es lo que los hechos parecían pedirme. Ahora ya me podréis llamar sin problemas y os agradeceré también que me enviéis por mail vuestros números para que pueda ir comprobando que los tengo todos.

De esta experiencia saco muchas cosas, las comparto con vosotr@s por si sirven de algo. Sabéis que cuando el Universo da un aviso tan brusco es porqué uno ha de centrarse y no perder el equilibrio y sobretodo estar preparado. Yo hace más de dos meses que no encuentro mi carnet de conducir y no he ido a hacerme un duplicado porque tengo la sensación que aparecerá, pero quizás esta vez debo tomar acción; cosa que pienso hacer esta semana me cueste lo que me cueste. De alguna manera siempre he encontrado algo más urgente que hacer, pero ya sabemos que el tiempo es una cuestión de prioridades. Esa es una primera lección, pero luego si os fijáis en lo que he perdido: dinero, móvil y tarjetas de transporte... todo de alguna manera simboliza lo que me tiene estresada, las cuentas, los clientes, el ir y hacer muchas cosas... aun sigo enfocada en resultados, cuando sé que no es mi parte del trabajo, que es el servicio a la gente, el montar buenos talleres, el encontrar ideas e información que nos nutran a todos, el disfrutar de las cosas sencillas... de mis cuentas y mi agenda, se encarga mucho mejor el Universo que yo! Y todos estos factores hacen que muchas veces esté mucho más fuera que dentro y sé que ese no es el orden correcto: primero soy yo y mi vida interior y espiritual, luego mi marido y familia, luego mi casa, luego mis negocios (que aprendí el otro día que son negación del ocio: neg + ocio).

El pasaje de Eric Pearl donde había mi tarjeta SIM, habla de transición y es el pasaje más importante del libro. Yo no me había dado cuenta de que también ahí había un mensaje para mi, pero Oriana que es un ser fantástico, me lo indicó. Yo lo interpreto a mi manera y se que se avecinan cambios y transiciones, a nivel profesional sobretodo... de hecho esa ya es mi historia desde hace un tiempo, quizás lo que es nuevo es la magnitud de esos cambios y es ahí donde quizás yo ya no podré ser tan inocente y confiada como soy ahora, quizás es tiempo ya de crecer. Para mi este incidente es como los pegotes de la cacerola de Louise Hay: un poco de confusión antes de algo muy grande que va a pasar... y de hecho tengo una primicia... no sé si alguien habrá llegado hasta el final de mi historia, pero si habéis llegado tenéis una exclusiva: Hayhouse, la editorial de Louise Hay, está interesada en darnos los copyrights de unos CDs de Louise Hay que hemos pedido y que no existen en castellano, nos piden que les mandemos una oferta y nos encontraremos con ell@s, Louise Hay incluida el 3 de Abril antes del Crucero I Can Do It AT Sea. Esto es lo mejor, pero no es lo único y es un placer poder disfrutar de cada día, aunque sean días de trueno, como aquella peli de Tom Cruise cuando aun era alguien que tenía charm...

A nivel profesional, lo bueno que tiene esta historia es que reempezaremos el taller Poder Interior con nuevas fechas los días: 10 y 17 de Noviembre y 1, 15 y 22 de Diciembre de 9 a 14h y aun os podéis añadir si queréis.

Y ahora voy a hacer una nota a mis ladronas rollo Diario de Patricia. No creo que se quedaran ninguna de mis tarjetas, pero permitidme que les deje una nota por si acaso:

“Si en el primer momento, me disteis rabia ahora ya estáis perdonadas. Sé que de alguna manera yo me atraje esa experiencia por mis desequilibrios interiores y que sólo fuisteis el instrumento. Y prefiero que me haya pasado a mi que a alguien que realmente dependía de ese dinero. Sé que soys buena gente, porque sino no os hubierais molestado a dejarme las cosas en un sitio donde me las devolverían, lo hubierais tirado todo a una papelera y punto. Y espero que este modo de Vida sea transitorio; una etapa de aprendizaje. Yo también robé algunas cosas cuando era más joven: caramelos, rotuladores y lo más grande una peli de Grease. Entonces tenía 12 años, pero igualmente sabía que lo que hacíamos no estaba bien y cuando me di cuenta y a base de algún escarmiento lo corté. Y desde que vivo desde una perspectiva más elevada, soy más feliz, porque he aprendido que puedo tener todas esas cosas sin necesidad de quitárselas a nadie... Me dan igual, las excusas que podáis tener y la vida tan dura que hayáis vivido, si queréis podéis encontrar una opción mejor”.

Espero os haya gustado mi culebrón de esta semana. Si os apetece podéis dejarme algún comentario y/o compartir alguna historia vuestra con los lectores del blog.

Mucha luz,

Gisela.

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